Nos gusta hablar con grandilocuencia del liderazgo: cómo llevar un equipo a la cima, cómo motivar a los colaboradores para que sean los ganadores, pero silenciamos lo que no deberíamos hacer si queremos conseguir lo primero: el éxito del equipo.
Hemos listado 5 acciones, seguramente hay muchas más, pero consideramos que éstas son las principales causales de fracaso de los equipos.
1 – No tener una misión establecida: Sin misión no hay rumbo y sin rumbo no podemos conducir un equipo. Sería como esperar que un barco o un avión establecieran sus propias coordenadas. Es rol del líder compartir la misión y ayudar a visualizar cómo se transitará la misma. Cabe aclarar que la misión no es análoga a los “objetivos", los objetivos o metas son parte de los pasos tácticos de una misión. La misión es adónde queremos llegar de una manera holística, por ello trasciende los objetivos.
2 – No conocer a los colaboradores: No basta con saber cómo se llaman. Hay que conocer la singularidad de cada persona: sus gustos, personalidad, intereses. De otra manera, ¿cómo nos comunicamos? ¿Cómo ayudarles en ese maravilloso viaje llamado “misión”?
3 – Generar cortocircuitos en la comunicación: “Creí que me dijo que pensaba que…” La mayoría de las veces tendemos a suponer lo que el otro piensa, esto genera una respuesta inadecuada y sigue hasta formar un círculo vicioso. En lugar de pretender convertirnos en adivinos es más fácil preguntarle qué piensa a la otra persona. Nos evitamos la instalación de una Torre de Babel en el equipo, que luego resulta muy difícil de desmantelar.
4 – No dar feedback: Todos lo necesitamos, en mayor o menor medida, para saber cómo estamos haciendo nuestro trabajo. Si deberíamos cambiar algo, o si vamos bien. Es importante el timing de la retroalimentación, ni tan lejana ni tan próxima. Dando un espacio para que la persona pueda autoevaluarse e inclusive hacer ajustes si lo cree necesario. Muy cercana asfixia y se convierte en control. Pero indiscutiblemente es un ítem que no puede faltar en la diaria de un líder.
5 – No comunicar las expectativas: Así como nosotros no somos adivinos, los colaboradores tampoco lo son. Al igual que cualquier mortal, necesitan conocer de manera explícita cuáles son las expectativas que tiene la empresa y su líder respecto de su trabajo. Ésta es la raíz de muchos males de los equipos: el desconocimiento de las expectativas. Los colaboradores no saben qué se espera de ellos, y una vez más esto va más allá de los objetivos numéricos. Muchos líderes creen que los números alcanzan per se, pero no es así, las expectativas van más allá de los números, porque fundamentalmente incluyen planes a futuro. Son una promesa y una esperanza a la vez.
Como dijimos al comienzo podríamos seguir listando causales de fracaso, consideramos que éstas son las más comunes. Pueden parecer obvias y hasta de manual de liderazgo para principiantes, pero si revisamos en nuestro accionar diario quizás nos sorprendamos. Ya que, en alguno de los cinco puntos mencionados, quizás realicemos alguna acción que podría llevar nuestro equipo al fracaso.