El coaching es una práctica tan necesaria como compleja de realizar, pero cuando se hace bien, los resultados son maravillosos. Porque tanto quien brinda coaching como quien lo recibe aprenden.
Antes de entrar en tema, deberíamos aclarar que el coaching y el feedback (no son sinónimos) sino que el feedback es un elemento del coaching.
Lo que suele ocurrir en el 90% de los casos es que el feedback o retroalimentación (en castellano) se convierte en un juicio sobre la persona. Estamos mal acostumbrados a juzgar (que no es igual a tener un mirada crítica o diversa), porque el juicio contiene una sanción, un ejemplo en la práctica: “¿Qué le tendrías que haber dicho?”, ya quien escucha esa pregunta se sabe sancionado. En cambio, si modificáramos la pregunta por: “Ahora, escuchándote, ¿harías algo distinto?”, si bien la diferencia puede parecer sutil con respecto a la primera pregunta la estructura es completamente diferente, y los efectos en uno y otro caso también.
En el primer ejemplo lo que hacemos es Judgeback (término creado por la autora de la nota), que se traduce como una devolución en forma de juicio, porque lo que se está haciendo es sancionar, aunque de manera tácita. Es una sanción al fin, y desde ese lugar no podemos esperar ningún aprendizaje, sino un encuentro áspero y refractario. Seguramente, la persona, asentirá o no, pero lo que es seguro no tomará registro de lo que le decimos, porque se pondrá a la defensiva. En poco tiempo, el error volverá a ocurrir y quizás aumentado por el temor a equivocarse. Esas son las temibles consecuencias del Judgeback, que como se dijo antes es más frecuente que el feedback.
¿Por qué Judgeback y no Feedback? Este un gran punto, en parte por una cuestión cultural, casi toda la enseñanza formal en nuestras vidas la recibimos así, con el sistema de premio-castigo y el modelo imperativo. Después, están las variaciones individuales, claro está. Algunas personas tienen más internalizado el lenguaje directriz y esto va de la mano del judgeback. Por último, pero no menos importante, está el guion con el que se va a dar feedback, que evidencia un preconcepto sobre la persona y por ende lo que le vamos a decir, de esta manera queda poco lugar o ninguno para permitir que el otro se pregunte u opine. En otras palabras, ya vamos con el juicio decretado - generalmente sin darnos cuenta- pero si nos detenemos a pensar es así.
Si aspiramos a un liderazgo más humano como se dice por estos tiempos, cultivar el compromiso de los colaboradores, tendremos mucho que desaprender y reaprender. De otra forma, el coaching seguirá fracasando por ser más Judgeback que Feedback.