Oda al celular: el objeto que cambió nuestro vínculo con el mundo

Oda al celular: el objeto que cambió nuestro vínculo con el mundo

Hace 47 años nacía el primer celular, traído al mundo por el ingeniero Martin Cooper, quien trabajaba para Motorola.

La nueva “criatura” de la telefonía pesó al nacer, poco más de un kilogramo y trajo muchas expectativas: era el primer teléfono sin cable que permitía autonomía, aunque solo se podía hablar 20 minutos antes de que se agotara la batería. Hoy, casi medio siglo después, nos preguntamos ¿su creador habrá imaginado cuando realizó la primera llamada en la ciudad de Nueva York en lo que se convertiría el objeto de su autoría?

No tenemos esa respuesta, aunque es poco probable imaginar que el teléfono celular nacido para hablar con otras personas se convirtiera en otras cosas menos en un aparato para escuchar otra voz humana.

Si bien pasaron varías décadas desde su lanzamiento, y la telefonía celular atravesó distintas etapas hasta convertirse en lo que es hoy, lo cierto, es que en un comienzo el negocio de las empresas de telefonía celular era el tráfico de llamadas, hasta que un día los celulares se convirtieron en protagonistas.

A partir de ese momento todo el negocio comenzó a girar en torno a la experiencia del usuario con su celular. Por ejemplo, algo impensado fue cómo la cámara fotográfica se convirtió en un atributo para competir entre las distintas marcas. Como también las dimensiones de la pantalla, y así en pocas pulgadas y con un peso promedio de 200 gramos, el celular se transformó en un smartphone. Una computadora potente, capaz de almacenar datos y con todas las funciones de una pc, equipo musical, cámara fotográfica y más.

Llegó el auge de las selfies, las redes sociales, las aplicaciones, los juegos y por supuesto todo esto fue posible gracias a la autopista que lo posibiltió: Internet. La pareja perfecta. En la actualidad se calcula que en el mundo existen más de 4500 millones de celulares, tal vez pese a la caída comercial este sea uno de los pocos negocios que la pandemia no logró derrumbar. Por lejos el negocio de los celulares adquirió más protagonismo. Ese pequeño dispositivo logró conjugar: entretenimiento, información y control social.

Ya sea por la comunicación mediante las redes, la utilización por parte de algunos gobiernos para controlar la pandemia, el WhatsApp, las transacciones comerciales, lo cierto es que el celular cambió nuestra forma de vincularnos con el mundo. Y lo hizo de manera transversal en todos los grupos etarios, aunque adoptó distintas formas.

Resta ver, qué papel cumplirán los dispositivos móviles dentro de la llamada “nueva normalidad”.