El 1ero de Mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajo desde hace más de 100 años, para ser más precisos, tras la protesta de Chicago, en la que varios trabajadores perdieron la vida. A lo largo del siglo XX, la mayoría de los países (excepto Estados Unidos), fueron adhiriéndose a esta jornada de reflexión y reivindicación.
Tenemos que reconocer que desde la protesta de Chicago hasta hoy el mundo cambió y mucho. Actualmente, estamos transitando el boom de la inteligencia artificial, el chat GPT y con todo esto cobró fuerza el temor de un tsunami en el mundo laboral que provoque la perdida masiva de empleos.
No soy futuróloga, ni conozco a nadie que lo sea. Lo que puedo decirles es mi opinión. Veo improbable que esto ocurra. Si bien la automatización y la inteligencia conversacional avanzan, por el momento realizan repetitivas que no agregan ningún valor a la experiencia.
Por otra parte, la inteligencia artificial, por su carácter “artificial” no tiene emociones, ni sentimientos como los humanos. Y en definitiva, son las emociones, más que la inteligencia abstracta, las que nos dan coordenadas a la hora de tomar decisiones, y de vincularnos. No es la lógica, como tanto nos gustaría.
Es por eso que las personas necesitamos de otras personas. Si no veamos la empatía, cuan necesario es ese guiño del otro que nos dice que nos entiende sin decirlo en palabras.
Hasta el momento, ninguna inteligencia artificial puede hacer nada de todo esto porque los algoritmos no sienten. Y el mundo del trabajo, como parte de la obra humana requiere de emociones. Sin ir más lejos ¿cómo se construye una experiencia? en base a emociones. Recordamos las sensaciones vividas.
Por eso, en el marco de toda la prensa que reciben el ChatGPT y la inteligencia artificial queremos reivindicar el trabajo de las personas, que además son las creadoras de todo lo dicho en este artículo ¡Larga vida al trabajo humano!