El 2020 puso como protagonista a Recursos Humanos, un sector que usualmente trabaja en el “detrás de escena”. La situación de emergencia hizo que cobrara protagonismo y a la vez fuera un conductor clave de cambios.
Deloitte, en su estudio sobre “Tendencias de Capital Humano 2020”, observó que las empresas que tuvieron más confianza en las acciones de RR. HH, experimentaron resultados más positivos.
La gran pregunta es cómo aprovechar esta ventana de oportunidad dada por la confianza, para transformarla en cambios positivos para la organización. Y es aquí donde introducimos el concepto de reconfigurar el trabajo, acción a la que, por supuesto que le antecede la visualización, la imaginación, pero esta debe ser organizarse de un modo práctico en el mundo real para alcanzar nuevos resultados, de otra manera quedaría en ideas. Esta reconfiguración, requerirá un nuevo abordaje del trabajo, los equipos y los skills.
Según el mismo estudio, es este el paso que verdaderamente empodera a las organizaciones para prosperar. Y si lo pensamos tiene mucho sentido, porque ya sabemos que muchas de las cosas que hacíamos antes de la pandemia han cambiado.
También, sabemos que el año 2020 fue de ensayo y error, entonces lo que seguiría es el rescate y la reconfiguración de lo aprendido.
Pongamos como ejemplo el trabajo remoto, la visión tradicional de RR. HH (antes de la pandemia), pensaría en una otorgar subsidios para adquirir sillas ergonómicas, pero una visión más amplia irá más allá de esto. Pensar en cómo apoyar a las personas que trabajan en forma remota, a sus líderes, cómo formarlos, determinar si tienen las competencias necesarias.
Esto es reconfigurar, requiere analizar el desarrollo y la mejora de habilidades e implica una nueva forma de vincularse con los colaboradores, que permita identificar nuevas oportunidades y crear nuevas formas de interacción.
Una reconfiguración puede llevar no solo al aumento de productividad, sino también incorporar la innovación como una herramienta de gestión. Y dos cosas más, dejar de pensar las áreas de la empresa como islas, y poner al cliente en el centro en cada uno de los procesos.
Esta, última nos garantizaría que al menos podemos comenzar a pensar en la experiencia del cliente de manera holística. Entonces, nuevo enfoque, nuevo mapa equivalen a mejores resultados.